Estuvimos quince días inolvidables de vacaciones en familia en un sitio fabuloso para hacer turismo y disfrutar de la tranquilidad que te da su entorno. El chalé donde nos alojamos estaba muy bien: amplio, limpio y bien cuidado. El trato por parte de los propietarios fue estupendo; hacen todo lo posible para que te encuentres muy agusto. De hecho, cuando estuvimos nosotros organizaron un par de fiestas en las que tuvimos la oportunidad de entre otras cosas: comer la comida tradicional (un cassoulet delicioso, de los que prepara especialmente Monique), conocer los bailes de la zona y hablar con gente del camping de otras nacionalidades, que de otra forma jamás hubiéramos hecho. Sin duda es un lugar estratégico para conocer el sur de Francia y hacer cosas diferentes: ruta por los castillos cátaros, visita a la ciudad del espacio de Toulouse, paseo por la ciudad medieval de Carcasona, montar en bicicleta por el canal du midi, hacer deportes de agua en el lago de la Languise, adentrarte en la montaña negra, ir de compras al mercadillo del pueblo de Mirepoix e incluso plantarte en menos de una hora y cuarto en las playas de Narbona. Son ejemplos de cosas que nos dio tiempo a hacer durante nuestra estancia en este magnífico enclave. Muy recomendable, sin duda.